¿Alguna vez nos hemos preguntado quién o quiénes son los responsables de imprimir un libro? “La casa editorial invierte en libros. Es la que paga al autor, traductor, ilustrador, editor y al fabricante de papel, así como a otras personas relacionadas con la producción, lo mismo que a los vendedores, publicistas y todos los que intervienen en su comercialización. A su vez, recibe ingresos de libreros y de personas que compran el libro o los derechos para su utilización. La editorial, como cualquier otro negocio, espera recibir más dinero del que invierte[1]”.
De acuerdo con lo anterior, los aspectos financieros del proceso editorial se desarrollan de la siguiente manera: el editor es el encargado de disminuir los costos y aumentar las cifras finales por el mismo concepto. No obstante, toma a consideración que todo conlleva un gasto externo. Por consecuencia, ¿qué deberá hacer para conseguir más dinero? Obviamente, vender más libros. Es así, que si la editorial es de tipo comercial, los gastos mayores se transforman en un número mayor de ganancias: “los costos por unidad de libro se reducen drásticamente en la medida en que aumenta la cantidad de ejemplares impresos[2]”.
Con respecto a los costos, estos se manejan de dos maneras: una consiste en llevar un registro de cada etapa del proceso y clasificar los costos de: preparación editorial (pagos al autor y honorarios a operarios), de manufactura (pago por impresión y papel, tinta, etcétera) y de comercialización y distribución (quienes crean los labores del empleado). Un segundo caso es el que un editor hacia una relación con precios al menudeo y futuras consecuencias. Por tal, los gastos se agrupan en:
¾ Costos automáticamente variables: se incrementan con el número de ejemplares impresos. Incluye el pago de los derechos del autor, pagos a la imprenta (encuadernación), pago del material utilizado y almacenamiento y empaquetado.
¾ Costos no variables: no varían en la edición del texto. Toma en cuenta la preparación editorial (corrección, ilustración, diseño de cubierta, etc.), la composición de los originales (tipografía, caligrafía).
¾ Costos de promoción: funcionan de acuerdo con la política editorial.
¾ Costos generales: pueden ser controlados por el editor, en el caso de tener la expectativa de vender todas las impresiones, aunque generalmente se consideran costos cantidades fijas.
Algunos ejemplos de tipos de gastos son los costos automáticamente variables como el papel o los no variables, como la tipografía. Mientras, que un gasto de promoción es la publicidad y uno general, el cual se encuentra en constante movimiento.
En relación con los factores de los ingresos por ventas, éstos no son percibidos por el público. Los cuatro puntos básico para calcular los ingresos son el precio al público (varia geográficamente), cantidad de ejemplares vendidos, descuentos a librerías y clientes; y costos eventuales de comercialización.
“Se quiere cobrar más por libro, pero el aumento de precio puede reducir el volumen de ventas; se desea alentar a los vendedores concediéndoles descuentos mayores[3]”. De hecho, en cualquier lugar es válido el principio de que “los costos por copia se reducen en proporción al aumento del tiraje”.
Por otro lado, los costos de producción al ser sólo una parte del total, el editor tiene la función directa con el precio de venta. Por ende, la relación entre costo y ganancia en ediciones con tirajes distintos tendrá un costo editorial mayor, aunque la ganancia, en el caso de que se vendan todos los ejemplares tendrá una mejor gratificación. Es decir, si “la ganancia del editor sube en relación con la inversión que arriesga en los costos de producción en la medida en que se amplía el tiraje[4]”.
Un punto que contiene grandes beneficios es el cálculo para recuperar la inversión o determinar los tirajes y precios de venta, es decir, se realiza la cuenta del número de ejemplares que es necesario vender para recuperar los costos de producción. Como primer paso, el editor calcula el rango por ejemplar, los cuales cubrirán los gastos de producción. Éstos se dividen entre la cifra del rango y el resultado representa la cantidad de ejemplares que necesiten ser vendidos para recuperar la inversión.
Otro tipo de ingresos son los derechos subsidiarios, los cuales corresponden a las reimpresiones, las concesiones de traducción, incluir fragmentaciones textuales o llevar al cine la obra. Empero, los ingresos quedan en manos del autor y no del editor. “Un gasto constante en cualquier negocio es el costo del capital requerido, es decir, los intereses que se tienen que pagar sobre el dinero invertido en un proyecto desde el momento en que se realiza la inversión hasta que el dinero regrese en forma de ingresos[5]”.
Por último, en al caso de que el editor no tenga el derecho de reclamar el apoyo del público, proporcionará un servicio al interés público y a la industria. Un tipo de inversión a largo plazo consiste en la decisión del editor para producir libros más baratos y venderlos en un precio reducido, de tal manera de que exista la posibilidad de obtener una ganancia extra. Otra opción son los intereses financieros del editor, quien sabe que puede quedarse sin grandes ganancias.
Bibliografía
Datus C. Smith: “3. Aspectos financieros”, en: Guía para la publicación de libros, UdeG/ASEDIES-México, 1991.
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