domingo, 13 de marzo de 2011

"Del diseño nace el libro"

En esta ocasión, el personaje principal de este texto será el diseñador, quien edifica el hogar de un libro y tiene un trabajo de tiempo completo, en algunos casos, ya que algunas casas editoriales no pueden pagar un sueldo diario. “El diseñador puede ser también ilustrador, caligrafista, hacer mapas y realizar otras labores. De hecho, muchas editoriales pequeñas contratan un diseñador capaz de realizar diversos trabajos para evitar la contratación de los servicios de un dibujante externo[1]”.  
Persépolis
            El diseñador se caracteriza por su buen gusto artístico, por su conocimiento acerca del proceso de edición de publicaciones, por su experiencia en la impresión y por su facilidad para dibujar. Datus Smith menciona que “busca proyectar un libro que a la vez sea atractivo y logre transmitir las ideas del autor y el ilustrador de la manera más clara e inteligente posible[2]”. Algunos ejemplos son Abú Simbel y el Taj Mahal. La naturaleza de la obra y su belleza son dos conceptos que este colaborador nunca debe dejar fuera del campo laboral. 
            Como ya se había mencionado antes, en una de las entradas, el aspecto financiero debe ser considerado por todo el equipo de trabajo, y el diseñador no es la excepción. Dos variantes son elementales: los costos fijos y el tiraje. No obstante, no se debe olvidar de las técnicas de composición, los diferentes procesos de encuadernación, los intereses del autor, del lector y de la editorial. Smith aclara que “en el diseño de cualquier libro el diseñador trata de equilibrar los siguientes factores: que el diseño sea apropiado para el tema del libro, que tenga atractivo artístico, claridad e inteligibilidad para el lector, la economía tanto de la editorial como del consumidor, y viabilidad desde el punto de vista de la impresión[3]”.      
            Para el cálculo del tamaño del libro, el diseñador necesita conocer la cantidad de letras que tiene el manuscrito, cuál será el tamaño de los tipos, de las páginas, de los márgenes y de los renglones. Hoy, diferentes programas informáticos permiten que se obtenga el número de palabras o el interlineado si la necesidad de contarlas manualmente. En el diseño básico de la letra su figura, tamaño, interlineado y su presentación afectan el diseño de la página, por lo que se deben determinar los márgenes laterales, superior e inferior, la ubicación de los números de páginas y las cornisas.  
Premiso Visual
de diseño editorial en España
            Smith agrega que las ilustraciones, los mapas, las cartas y las tablas, los cuales están en constate cambio, son otro problema para el diseñador. Además, debe entregar el material gráfico a la editorial, en caso contrario se contrata a alguien para su elaboración, acto que se descuenta de los honorarios de quien hace el diseño. Otros de los talentos del protagonista son el diseño de la cubierta y de la portada, las cuales incluyen letras hechas a mano o de tipo distinto al usado en el resto del libro, el forro exterior como una creación viable, y la página. 
            Cuando llega el momento de elegir la imprenta se considera lo siguiente: la calidad de mano de obra, la integridad comercial, los precios, el cumplimiento con lo acordado y el escrupuloso mantenimiento del equipo. Sin embargo, los países en vías de desarrollo y los de primer mundo no tienen las mismas capacidades de impresión, lo cual se convierte en una barrera para las editoriales.
            Con respecto a los proceso de impresión, Smith expone que “el diseñador debe decidir en cuanto a la composición tipográfica, el tipo de impresión, el papel en que se llevará a cabo ésta y la encuadernación”[4]. Algunas opciones son:
·         Tipografía: “la primera elección que afecta el aspecto tipográfico es la técnica con que serán compuestas las palabras para ser impresas”. Éstas se componen por procesos fotográficos, con máquina de escribir, utilizando procesadores de texto, etcétera. Su composición manual de tipos puede ser una opción desde el punto de vista económico. En el caso de que sea un tiraje reducido Smith aconseja que sea recomendable la composición a máquina de escribir o hacer manualmente la letra.
·         Impresión: si la obra no incluye ilustraciones, la impresión se determinará en función de la tipografía empleada. De lo contario, se debe planear lo correspondiente a la impresión y al papel. Smith, añade que otro problema es la inclusión de colores distintos al negro.
·         El papel: su elección depende del procedimiento con que se realizará la impresión.
·         Encuadernación: el principal punto son los aspectos comerciales (costos de producción, precio al público, promoción, etcétera). Si el libro va a ir con pasta dura se seleccionará la tela, el color y la calidad de tinta o el estaño con que será sellada y su grueso. En el caso de que sea blanda y los costos son reducidos, el diseñador debe poner mayor atención en esta situación.  
            Por último, Smith expresa qué debe hacer el diseñador para mejorar su trabajo:
a) “Aprender todo lo posible acerca de los procesos de impresión, sobre todo acerca de los nuevos avances que introducen las imprentas locales.
b) Estudiar buenos ejemplos de arte gráfico procedentes de tantas fuentes como sea posible”[5].
Gráficos diseñados por el
Instituto Americano
de Artes Gráficas de 
Estados Unidos
 Bibliografía
Datus C. Smith: “6. Diseño del libro”, en: Guía para la publicación de libros, UdeG/ASEDIES-México, 1991.





[1] Datus C. Smith: “6. Diseño del libro”, en: Guía para la publicación de libros, p.84.
[2] Ibíd., p.84.
[3] Ibíd., p.85.
[4] Ibíd., p.91.
[5] Ibíd., p.94.

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